Opinión/César Rito Salinas
El león no es como lo pintan.
Durante décadas, al menos las últimas tres, se pensó que Oaxaca era la capital de la cultura de nuestro país. Se puede asegurar que nunca lo fue, ni en el pasado ni en este presente.
En las ciudades son más conocidos los “tamales “oaxaqueños”, el pregón que cada tarde inunda calles de las colonias y fraccionamientos de la urbanidad. Este pregón vespertino es más conocido, lo identifica más gente, que un cuadro de Francisco Toledo.
Citaré dos casos donde se siente en carne propia el dedicarse a la expresión artística cuando se tiene como origen Oaxaca.
- Cada noche salen hasta tres camiones del área de Miahuatlán, repletos de mujeres adolescentes que van a ganarse la vida como “sirvientas”, en CDMX. Para quien intente cuestionar esta afirmación, le recomiendo ver la película donde aparece Yalitza Aparicio, donde desempeña el papel principal de “gatita”.
Pondré un ejemplo sobre este apartado: En el municipio de Ensenada, en la baja California, son más conocidas las jóvenes trabajadoras domésticas de Oaxaca que la misma Guelaguetza, en Ensenada las cocineras originarias de San Blas Atempa fundaron una colonia donde ellas habitan.
Más al centro de la nación, en los municipios conurbados del Estado de México, se conoce más a las trabajadoras del hogar que a Guillermo Olguín, Rubén Leyva o cualquier otra gloria de la pintura y la música local. - En la pasada gira realizada en la UAM, plantel Azcapotzalco, nadie fue a ver la presentación de los cinco títulos que presentó la SECULTA Oaxaca.
El pintor Hugo Vélez, dijo en una entrevista: En Oaxaca existen 3 mil 333 pintores, donde 3 mil hacen como que pintan, 300 estás en la ruta de las galerías y tiendas de arte, 30 trabajan para encontrar su voz dentro de la pintura y tres son los maestros que se pueden decir “soy pintor”.
De la poesía no halamos, de la novela (en la última convocatoria de SECULTA para la Colección Parajes, el jurado declaró desierto el certamen).
Somos Ciudad Patrimonio Mundial de la Humanidad, declarado por la UNESCO, pero la ciudad carece de una convocatoria municipal para que los jóvenes poetas y narradores muestren sus trabajos.
Lo que podría indicar el desastroso estado de cosas el el sector Cultura, lo aporta la UABJO, nuestra “alma mater” analfabeta, eliminaron un certamen internacional de Cuento y Poesía, el Premio latinoamericano Benito Juárez, Benemérito de América, por grillas baratas al interior de la Rectoría.
Cualquier municipio chafa del país -nosotros tenemos más, menos el 25% de la división política de la nación. Ofrece más cartas credenciales en la difusión del arte y la cultura que nuestra ciudad capital.
Ese presente teníamos, cuando llegó la 4T.
Pasado un año de la toma de gobierno, en el momento en que las guayaberas lucen manchadas de transpiración, las cosas no mejoras. Empeoraron.
El largo exordio antes escrito es para llegar a esta cláusula: carecemos de una política cultural.
Hay que explicar a los nuevos funcionarios de SECULTA, que hacer palomazos de poesía y música en el zócalo no resultan un “proyecto de cultura”. La Banda del estado toca cada domingo, como lo hizo desde los tiempos de Porfirio Díaz y la batalla de la carbonera, hace 157 años.
Para cerrar la colaboración, expondré el caso del cierre del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, el célebre MACO:
A un señor de guayabera y barba, lentes para corregir la miopía, con cierto grado de obesidad, protagonista en pleitos de barandilla, un tinterillo, se le ocurrió “cerrar” el MACO por sus pistolas.
Ante su grupo de reporteros aseguró que pronto se abrirían las instalaciones para dar servicio al “pueblo”. Pues pasó un año y la hora de la reapertura no llega.
Así se las gasta Salomón, con puras ocurrencias.
Oaxaca nunca fue el eje de la cultura del país, vamos, si siquiera tiene presencia en los estados vecinos como Veracruz, Chiapas, Puebla o Guerrero.
Y a como van las cosas, nunca llegaremos a ser el espacio de la Cultura ni en las agencias municipales como San martín, Montoya o Dolores.
