César Rito Salinasa
Cielo tonto, dice Jaime García Terrés
en su poema
para la abuela que hablaba con
pájaros creyéndolos
ángeles.
La hora del almuerzo pasa
deja manchas de ansiedad en el mantel
de la mesa
como túnica de ángeles lumínicos
en Cuarto Viernes
de Cuaresma.
En el patio reverdecido bajo el sol de febrero
no se cansa de echar azahares
el limonero.
Cielo tonto que nada observa, me digo
mientras levanto pétalos de azahares
del césped recién cortado.