César Rito Salinas
El sitio de la vasija con la máscara roja colinda con la agencia municipal Montoya, un lugar recóndito, al sur de la ciudad; aquella noche que tuve la certeza de traer en la punta de la lengua el proyecto de poesía fue cuando, sentado frente a la computadora, miraba las noticias: En la mano derecha sostenía el plato con tostadas de tinga, por distraído, porque todo alimento resbala, las tostadas volcaron sobre el teclado de la máquina.
Un plato con tostadas de tinga.
En ese momento llegó la revelación; nada tan real, vívido, que tener las manos embarradas de guacamole y salsa roja, entre el olor, con urgencia de reparar el despiste; nada, también, tan físico que te lleve a la idea, el accidente.
Facunda, ¿conoces a un poeta? El impulso de escribir lo tenemos todos; contar con el recurso para volver a tener ese impulso, pocos. Para incluir una alteración entre las formas rutinarias será necesario que intervenga el accidente; en la cabeza tenía la imagen del ebrio, el extraviado que habla en la banqueta con su sombra, como muerto que regresa a recoger sus pasos/abro los ojos.
Los que te dicen escribe olvidan mencionar lo primero, ordena tus sentimientos. El hombre que escribe avanza como cadáver en el mar, con el rostro esclarecido.
Teme a la recompensa que ofrecen por cumplir tu trabajo.
De la escritura será necesario acercarse a las sombras.
Tu tiempo bien cabe en el jabón barato.
Procura el olor de las flores en los velorios, será bueno para tu rostro.
Regresa con benevolencia las páginas publicadas por tus autores amados.
Visita con frecuencia los muladares.
Nunca olvides los milagros, ni la magia.
El agente de tránsito detenido en medio del parque observa, avanzan jóvenes, perros, mujeres. La autoridad registra el paso de autos sobre cristales. El parque se encuentra limpio, ordenado. Espacio público. Las bancas dispuestas para paseantes, pulcras. Los ladrillos que conforman el piso conservan la quietud serena de las fosas abisales. Hay sombras se esparcen, derribadas por los árboles milenarios. Está el ruido del agua, que cae de una fuente de piedra. Los viejos caminan para conservar la vida, prolongar los años; los deportistas trotan, un hombre sueña, sentado.