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sábado, octubre 5, 2024

Cónica de ayer: Oaxaca, la ciudad que se transforma ante la emergencia

Reportajes

César Rito Salinas
Los tiempos cambian, basta con citar algunas referencias para descubrir que Oaxaca resulta la serpiente que cambia de piel, se deglute a sí misma.
Estas son las reminiscencias del pasado reciente.
Al mediodía del miércoles sobre las ramas de los laureles, aquellos que anticipan los altos muros de cantera verde de palacio de Gobierno, la catedral, unidos a las chicharras cantaron para el solitario zócalo de la ciudad; la policía, inútil, fue testigo del hecho: que se cumplieran las medidas para contener el avance del Covid-19.
La realidad insiste, necia, se afana en mostrar miseria y angustias desde tiempos antiguos; el padre José Antonio Gay en su “Historia de Oaxaca”, escribió: “La peste de viruelas hizo sentir sus estragos en el año 79, siendo sus primeras víctimas abandonadas por los deudos, según la costumbre, en las puertas de San Francisco y otros templos”.
La emergencia sanitaria obligó a suspender actividades no esenciales, las autoridades de Salud reportaron, al 5 de mayo, 185 contagiados y 27 defunciones por coronavirus. Los tiempos del Covid-19 se suman, en Oaxaca, a las convulsiones que resistió la ciudad a través de siglos: catástrofes naturales, sequías, terremotos, epidemias, revoluciones y gestas.
De aquella ciudad del siglo XVIII, escribe José Antonio Gay: “Se trató de formar un cementerio general, disponiendo para ellos del antiguo templo, ya en ruinas, del Señor de la Coronación, mas no se llevó a efecto. En el cementerio de catedral se abrieron fosas profundas, y así en otras iglesias, para sepultar cadáveres de innumerables seres humanos horriblemente deformados por esta asquerosa enfermedad”.
En tiempos de emergencia lo primero que se modifica, desde las instituciones, son los usos del lenguaje para designar la realidad adversa; la entrevista es con Hugo, que a los 18 años de edad intervino en la “primera revolución del siglo XXI” como grafitero.

Muy temprano de ese miércoles cuando cantaron las chicharras para el solitario zócalo de Oaxaca, en la “mañanera”, el presidente Obrador pidió a los reporteros que cubren la fuente de presidencia cambiar los términos que rigen la economía mundial por otros que designen desarrollo -en lugar de Producto Interno Bruto-. “hay que olvidar lo material y buscar lo espiritual”, dijo.
Me conocen como Vain, nombre que viene de un músico que falleció, Kut Cobain, estadounidense, cantante y compositor del grupo Nirvana. Debido a la emergencia sanitaria la entrevista se hace vía telefónica. __Del vocalista de Nirvana saqué el seudónimo –dijo Vain. ¿Cuándo decidiste por el arte callejero?
Mis inicios son en el año del 2004, me llamó la atención esa técnica del esténcil porque era una manera de manifestarme artísticamente, me gustó combinarlo con otras técnicas urbanas como el grafiti; colaboré con un colectivo que en ese entonces se llamó Arte Jaguar, tenía varios integrantes, algunos estaban estudiando en la Escuela de Bellas Artes. ¿Estudiaste arquitectura?
Si, soy arquitecto de profesión. El miércoles, el canto de las chicharras tuvo respuesta: pasadas las 2 de la tarde las nubes cubrieron en cielo de Oaxaca y una llovizna ligera se dejó caer. En las calles de San Martín Mexicapam, una mujer inició su pregón: “¡Donas, donas!”. ¿Estuviste en el movimiento social de 2006?
Si, de hecho, puedo decir que con ese movimiento estalló el arte urbano en la ciudad, en el 2006 me acuerdo que surgió un boom, aparecieron varios colectivos, se dio a conocer mucho la técnica del esténcil, se encontró esa manera de hacer arte, que no fue muy complicado. ¿Algunas zonas de la ciudad donde hiciste pintas?
En el 2006 se intervino toda la parte del Centro. ¿Con qué iconografía?
Con la imagen de luchadores sociales. El miércoles, en un breve recorrido por el Centro de la ciudad se pudo ver andadores sin gente, negocios con puertas cerradas, las calles sin vendedores ambulantes; del zócalo a la iglesia de Santo Domingo, por el andador turístico, la distancia se hizo eterna bajo el sol del mediodía. __Pinté muchas consignas, que de hecho era lo que más se pintaba, me acuerdo que estaba haciendo unas plantillas de Zapata, de Lucio Cabañas, Genaro Vázquez, de muchos luchadores sociales –dijo Vain. ¿Cuántos años tenías en ese entonces?
Como 18. __Del 2006 a la fecha, ¿el arte callejero ha bajado, ha subido como medio de expresión artística? En un principio fueron perseguidos por la policía, luego tolerados por el gobierno. __Al inicio fue complicado hacer las pintas, teníamos que pedir permiso para hacer los grafitis, el arte callejero fue discriminado en ese entonces; a partir del 2006 en adelante cambió radicalmente, los espacios ya los donaban, en la ciudad se abrieron galerías para cobijar el arte callejero, antes de eso no fue bien recibido, fue reprimido por la autoridad. ¿El canon de la plástica tardó en integrar el arte callejero?
__No era visto como arte, era más bien visto como vandalismo; en ese tiempo se veía otro tipo de grafiti, más agresivo, que nada más eran firmas, tu firma; sólo se hacían letras, se rellenaban, era todo lo que se hacía en ese entonces.

Mediodía de miércoles, Oaxaca con sus muros coloniales, patios amplios sin voces, sin la actividad turística a la que tanto nos hemos acostumbrado.
Escribe José Antonio Gay que, en el año 1784, con las heladas de ese tiempo se desató una peste de dolores pleuréticos, que se prolongó dos años haciendo numerosas víctimas. La epidemia cesó cuando en Oaxaca descubrió el uso de un remedio a base de hierba de la Calentura.
El grafiti evolucionó, se hizo estilizado –dijo Vain. ¿Cambió el grafiti en Oaxaca?
En el principio salías a la calle y firmabas el muro. ¿Luego pasó a ser patrocinado?
Evolucionó un poco, llamaba más la atención y el gobierno y los políticos se dieron cuenta de eso y lo patrocinaron. __También las galerías. __Si, fue muy cobijado por todos. ¿Creció la expresión grafitera en la ciudad?
Si, creció bastante, desde el tiempo en que yo inicié a la fecha creció mucho, han salido varias personas que tienen buenas propuestas. ¿Algunos nombres?
__Pues está Javier Santos, son dos hermanos que iniciaron el movimiento grafiti mucho antes que yo, allá por los 97 del siglo pasado, fueron los primeros grafiteros en la ciudad de Oaxaca.

Pasada las 3 de la tarde regresa el canto de las chicharras, tres notas largas como un frotar de patas diminutas que van de tono bajo a lo alto intenso.
Hay otros chicos que están haciendo buenas propuestas –dijo Vain. __Después del 2006 el grafiti fue expresión patrocinada por políticos y autoridades, ¿Qué comentario te merece esta variante? __Si, se abrieron espacios, me acuerdo mucho que hacían eventos de grafiti en esos tiempos, los patrocinaba el gobierno para controlar porque se estaba saliendo mucho de control; ya eran demasiados los artistas que aparecían, entonces una forma de controlarlos por parte del gobierno fue darles apoyos, para que ya no siguieran dañando los muros de la ciudad. ¿Terminaste la carrera de arquitectura en ese tiempo?
Si, en el 2006 iba en segundo semestre, ya estaba en la universidad, de la escuela me salía a las marchas. ¿Te sirvió el grafiti para definir tu vocación por la arquitectura?
Si, me ayudó bastante, más que nada en el dibujo; de hecho, yo quería estudiar en Bellas Artes, pero me incliné por la arquitectura. ¿Dónde trabajas?
En una compañía, con algunos compañeros egresados de la escuela, que también se dedican al arte urbano. Varios compañeros grafiteros estudiaron arquitectura y de repente ahí nos encontramos. ¿Trabajas en la ciudad?
Por lo regular salgo a las comunidades, hago levantamientos topográficos, obras de infraestructura, agua potable, alcantarillado. ¿Bajó el trabajo por las medidas de emergencia sanitaria?
Sí, bajó bastante porque ya no permiten el acceso a los pueblos, las comunidades se cuidan de la pandemia. ¿Consideras el grafiti puede apoyar a la difusión de las medidas que contengan la epidemia?
__Si, podría jugar un papel importante en ciudades y las comunidades, llama mucho la atención; en los pueblos difícilmente llega información de la pandemia por los canales tradicionales, incluso el Internet no es muy utilizado, una pinta puede ser efectiva. Ya tuvimos la experiencia, después del 2006 el gobierno acaparó el arte urbano, se podría seguir esa ruta.

Lo que ayer fue perseguido, con la emergencia será solicitado; la ciudad cambia, se consume ella misma para permanecer memorable a los ojos de las nuevas generaciones.
La tarde avanza entre el canto de las chicharras, como la tarde de ayer vuelve a ocultarse el sol, llegan los zancudos.
Sobre la banca espera el libro de José Antonio Gay: “El sol alumbraba con luz rojiza y opaca, como cuando se eclipsa por la interposición de la luna. A las dos de la tarde cayó una llovizna delgada…”; las palabras van, vienen, cambian y dicen lo mismo desde hace siglos mientras la realidad se mantiene terca en desmentir argumentos políticos, los del gobierno.

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