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sábado, octubre 5, 2024

Clamor melancólico, pervertido y feroz de Alejandra Sic

Reportajes

Por Rodrigo Islas Brito

“Clamor es un grito, un llanto, una plegaria a un Dios que no escucha». Actriz, realizadora y dramaturga, Alejandra Sic define así la puesta en escena que ella misma dirige y adapta, que se presentará en la muy próxima Feria Internacional del Libro de Oaxaca y a la cual define como «una cosa que yo me inventé para exorcisar ciertos demonios».

Tom en la granja de Michel Marc Bouchard, adaptada al cine en el 2013 por el cineasta canadiense Xavier Dolan, fue el punto de partida para que la entrevistada se empezara a imaginar ese material como una especie de “Secreto en la Montaña para saikos». De lo planteado por Bouchard, la directora escénica decidió dar de baja a dos personajes femeninos y representarlos escénicamente desde la religión y el silencio.

«Pervertí y enrarecí su relación hasta donde no se pudo», explica Alejandra sobre su decisión de darle a los otros dos protagonistas, Tom y Francis, el total interés del drama. «A Francis le gusta Tom, pero desde su contexto de macho man, él siente que eso no puede ser posible. El amor es un límite de emociones donde la pregunta que surge es en «¿qué momento el erotismo y la sensualidad empezarán a pervertirse?», narra la entrevistada con vehemencia

Óscar Garzón (Tom) y Jared Maharba (Francis) son actores egresados del Instituto de Estudios Superiores en Artes Escénicas de Oaxaca (ISAEO), lugar donde, su ahora directora, los conoció y les dio clases. «El proceso para hacer la obra fue un desmadre, ellos estaban egresando en su arte y yo me consideraba una bebé directora», explica Sic.

Declara que necesitaba un equipo para experimentar cosas, alguien o algunos que contengan su locura y la inviten a ser capaz de entender otras locuras. «Preguntándome qué les monto a estos locos, me encontré el texto de Bouchard y me pareció súper sensual, súper erótico, súper violento y dije esto quiero, esto me gustaría ver. Me gusta la sangre, la muerte, me gusta hablar de ciertos temas de cierta forma y construir espacios poéticos desde la liminalidad”, asegura sobre esa última palabra que según el diccionario significa: “estado de apertura y ambigüedad que caracteriza a la fase intermedia de un espacio-tiempo tripartito».

Alejandra considera que en la dirección escénica se pueden seguir pautas o puedes hacer lo que quieras. “Me decidí por hacer lo que quiero», dice la entrevistada con un desparpajo que a estas alturas de la entrevista ya es casi una marca.

Sobre el tema del terruño teatral, Sic pronuncia su labor como un esfuerzo de alimentar la escénica escena oaxaqueña y sacarla un poco de un cierto registro folclórico.  “Acepto que mis narrativas tienen que ver con mi contexto, con cómo yo veo al mundo desde Oaxaca. Sobre cómo hablar desde aquí sobre cosas que no tengan que ver con la belleza de los textiles», puntualiza la interprete.

Aunque la palabra universal es un concepto que la conflictúa, la creadora admite que tal vez en el fondo eso es lo que ella quería narrar. Para sus dos complices e intérpretes tiene palabras bastante lucidas. “Oscar Garzón tiene un futuro maravilloso, con su gran disciplina y su potente calidad escénica». Jared Maharba es un joven talento con una presencia, una voz y un nivel de dramatismo muy interesante. Los dos son tan precisos en lo que hacen que se los dejé claro desde un inicio, si ustedes no hacen Clamor nadie más la va a hacer, porque yo no quiero”

Alejandra Sic habla con candor no sólo de sus dos personajes principales, sino de la influencia que ha tenido el teatrero y tallerista, Saúl López Velarde, en su trabajo. De cómo colaborar con él fue un proceso de aprendizaje continuo y salvaje. El resultado de tanta vuelta creativa es  «La mala compañía de teatro y otras perversiones», plataforma y contensión escénica sobre la que la creadora comparte que a veces concluye que no es teatro, sino pura perversión.

“La gente que ha visto la obra me pregunta, ¿porque pones a mojarse a estos pobres vatos?» Pues bueno, la verdad es que yo quería hablar del semen, de la leche, del mojarse”, asegura la entrevistada. El entrevistador le pregunta directo si en Clamoir el fluido corporeo mencionado se le arroja al público en la cara. 

“No por ahora. Ese sería otro tipo de teatro que no sé si estoy interesada en hacer”, responde Sic como aquilatando pronto el desafío. A propósito de lo que ha mencionado antes sobre procurar fortificar una escena teatral en Oaxaca, se le cuestiona a la entrevistada si realmente cree que exista el llamado teatro oaxaqueño.

“Es complejo. Están pasando cosas muy interesantes desde los espacios escénicos independientes de Oaxaca. Está el ejemplo de lo que está haciendo Pelo de Gato poniendo en alto nacionalmente el nombre de Oaxaca con El Coyul , para lo cual se han sobrepuesto al nulo apoyo de las instituciones, o está la enorme labor de La locomotora con Rodrigo Hernández, o la chamba escénica de Diana Gómez Cordova, una locaza que se atreve , y que le chinga y que a veces es muy chistosa, pero luego provoca mucho dolor… Está Casa Ceiba, cubriendo la necesidad de traer a Oaxaca teatro de cabaret, concentrándose en una formación de públicos que desde donde se le vea es una friega», enuncia Alejandra sobre el escenario teatral oaxaqueño actual.

Sic opina que hay una nueva generación de gente joven que quiere hacer cosas, y que hoy como nunca antes existe mucho talento haciendo teatro en Oaxaca. Define que no hay un solo teatro oaxaqueño, que hay muchos y que ahí reside lo interesante del momento actual.

«¿Donde está mi banda con la que empecé a hacer teatro en Oaxaca, y que ahora tal vez ya se estén dedicando a otras cosas?», la entrevistada comenta que refiere al grupo Cuauhpanco. “Era una compañía consolidada, tenían muchos actores y montaban piezas bien grandes con una fuerte complejidad de producción. Cuestión que hoy noto más que nunca. Son muchas cosas a la hora de enfrentar un montaje. «Tienes que estar dirigiendo , pero gestionando, pero viendo cómo sacar adelante la producción sin terminar peleándote con quien sabe quién», define Alejandra sobre dos diferentes vertientes del trabajo escénico.

Comparte que le gustaría que Clamor se presentara en centros penitenciarios para menores de edad, pues la historia de unos de los dos personajes, Francis, va sobre un día perder el control a muy tierna edad y no conocer el regreso. “Con Clamor quisiera hablarle a esos chavos sobre el peso de los límites, pero no como policía, sino con las ganas de decirles que no están solos, que hay muchas personas que tampoco tenemos muchos límites y que tenemos problemas por eso”, define la artista oaxaqueña con un timbre en su voz que ciertamente recuerda al nombre de su puesta en escena.

Clamor se presentará este doce de septiembre en La Locomotora, Foro Escénico y el próximo 17 de octubre en la FILO Jóvenes de la 44 Feria Internacional del Libro de Oaxaca.

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